jueves, 22 de septiembre de 2022

'Mientras agonizo' - William Faulkner


En esta ocasión, os traigo Mientras agonizo, una novela del estadounidense William Faulkner (1897-1962; Premio Nobel de Literatura en 1949) publicada originalmente en 1930 bajo el título As I Lay Dying. Es decir, solo un año después de El ruido y la furia (The Sound and the Fury).
 
SINOPSIS [Fuente: Anagrama]:
Es la quinta novela de Faulkner, y uno de los libros por los que sentía más aprecio. Lo escribió en seis frenéticas semanas, de madrugada, mientras trabajaba como bombero y vigilante nocturno. Relata la peripecia de una familia de blancos pobres, los Bundren, que recorren los parajes rurales del Sur con el cadáver de la esposa y madre en un ataúd para enterrarla en una parcela de su propiedad. La aventura tragicómica está narrada mediante los monólogos interiores de los personajes: el patriarca familiar, los hijos y la propia muerta. Y es en este viaje que Faulkner introduce las obsesiones que fecundan su literatura: la decadencia del Sur, el viaje iniciático, la culpa que atormenta a los personajes, la transgresión y su castigo, el peso opresivo del pasado.

Estamos ante una novela poco ligera, tanto por su estructura como por su prosa. Dicho de otra manera: es de esas novelas que requieren mucho al lector y que no están hechas para leer en la playa. A nivel estructural, nos vemos envueltos en una suerte de narración coral, construida con un total de 59 extractos de 15 personajes diferentes. Esto, evidentemente, ya hace que nos encontremos ante una novela poco común. Más allá de lo novedoso que pudiera ser en su día y del derroche técnico que pueda suponer (creo que esto se ha sobrevalorado), este tipo de narración hace que veamos ciertos hechos desde perspectivas diferentes. A mí esto me parece interesante y atractivo. Por contra, debo decir que hay algún caso concreto en que esto solo sirve para repetir lo ya narrado.

Hay gente que dice que es una novela tragicómica. Yo no lo veo así debido al poco sentido del humor que he visto en este libro, teniendo en cuenta el negro y el resto de colores. Si acaso he detectado alguna pincelada por ahí perdida, de esas que uno no sabe si calificar de agua o calimocho, pero no creo que haya sentido del humor en abundancia ni que se acerque a tal cosa. Básicamente, a mí me parece una novela oscura, inquietante, deprimente y perturbadora (que no son adjetivos despectivos al hablar de una novela).

Los personajes en general y los Bundren en particular son... Bueno, aquí encajaría bien una onomatopeya. A nivel de "Me gustaría que este tío fuera mi amigo" pues como que no. Su adustez, arrogancia, egoísmo, su sentido del orgullo, su hurañía... No sé, es difícil conectar con ellos, aunque seguramente el peor de todos sea Anse (el padre). También ocurre que vemos un pequeño fragmento de su vida, por lo que no podemos entender sus hechos actuales basándote en algún hecho pasado (excepto por alguna revelación puntual que se nos hace). Me hubiese gustado saber más de ellos y entenderlos mejor, sobre todo a Anse y a Darl. No queda del todo claro por qué ocurren cosas que ellos protagonizan ni de dónde surgen, aunque lógicamente uno se puede hacer sus ideas. En cualquier caso, tal vez esto sea pretendido por Faulkner, en esa línea de no dar todo hecho al lector. 

Una cosa que me ha sorprendido de la novela no pertenece a ella en sí misma. Me explico. Había leído en numerosas reseñas que la novela iba del viaje que hacen los Bundren con el ataúd de la madre, por lo que yo había supuesto que la madre muere a las primeras de cambio. Sin embargo, iban pasando las páginas, y Addie seguía vivía. Claro, pensad que en mi mente cada vez resonaba más un "¡Pero cuándo se va a morir!". Pues bien, lo hace cuando la novela cubre el primer tercio (aproximadamente).
 
En cuanto a la trama general, debo decir que, sin parecerme nada del otro mundo, me ha resultado más o menos entretenida. Eso sí, debo confesar que me costó meterme en ella, pues a veces no sabes de qué personaje se está hablando (en ocasiones tardan un poco en revelártelo, de forma innecesaria a mi entender) y porque tampoco conoces (aún) a los personajes y no sabes si un personaje es miembro de la familia, vecino o qué. Bueno, y también por la densidad de la prosa. Además, al hilo de lo expuesto en el anterior párrafo, a mí se me ha hecho un poco pesada hasta la muerte de la madre. Quizá el autor podría haber aligerado esa parte y haber añadido algún flashback, pero qué sabré yo. Luego, el episodio del río creo que también se alarga innecesariamente. Afortunadamente, la parte final del libro se me hizo más amena.

Sobre la prosa, decir que me ha parecido densa en muchos pasajes, siendo quizá excesiva en algunos de ellos. La prosa de la parte final de la novela me ha resultado más liviana. Quizá el autor se cansó de escribir de aquella manera o quizá yo me acostumbré. En cualquier caso, es bastante evidente que este señor escribía bien. Ahora bien, a mí me parece que se preocupaba demasiado del estilo y la técnica (y la estructura). Quizá le saliera así de un modo muy natural, yo qué sé, pero si él mismo dijo que escribir esta novela había sido un tour de force...

También quiero apuntar, aunque está relacionado con el párrafo anterior, que la novela es muy rica a nivel léxico. O sea, es fácil que uno salga de la novela habiendo aprendido unas cuantas palabras.

En cuanto a eso tan humano de poner una nota, debo decir que es una de esas veces en las que no tengo un número bien claro. No sabe uno cómo valorar esta novela, pues fue escrita hace casi un siglo y uno no puede saber el impacto que supuso en aquella época. Si se publicara hoy, probablemente se valoraría menos, pero hay que tener en cuenta el peso histórico de las obras artísticas. Yo tengo en mente el 7'5, pero sucede que valoré La familia de Pascual Duarte con un 7. ¿Qué quiero decir con esto? Que la novela de Cela me parece muy a la par de la Faulkner a nivel de calidad literaria, así que me chirría ese medio punto de diferencia. En fin, disonancias vitales.

Me queda por apuntar que es probable que algún día me atreva con El ruido y la furia, pero dependerá sustancialmente de cuánto tiempo logre mantenerme vivo.

Bueno, queridos lectores, que os sea leve el otoño.

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