Sinopsis ofrecida por la editorial Acantilado:Un joven médico vienés llamado Fridolin, acomodado, felizmente casado y padre de una niña, que durante unos carnavales se siente misteriosamente arrastrado hacia lo desconocido, un mundo a medio camino entre el sueño y la vigilia, en el que, atrapado por el deseo, vivirá experiencias de extraña y fascinadora intensidad. Con una sutileza fuera de lo común y unas capacidades descriptivas y psicológicas extraordinariamente modernas, Arthur Schnitzler nos sitúa en un terreno ambiguo y ambivalente, de una mágica ensoñación.
Como se puede ver, hay cierto paralelismo entre Fridolin (médico vienés), el protagonista del libro, y Schnitzler (médico vienés). A partir de ahí, es un misterio cuánto de autobiográfico hay en la novela. Tal vez la base de la trama beba de alguna experiencia personal de Schnitzler, o de algún colega, o tal vez de algún sueño que tuvo, quién sabe. La obra no puede separarse del autor, señores. Se podría decir que tiene vida propia, pero es hija de un autor y nieta de una tradición artística.
Relato soñado es una novela muy fácil de leer. Evidentemente, ayuda que sea corta, pero también que su prosa y su trama sean más o menos ágiles. Es de esos libros que casi parecen destinados a ser leídos en una tarde. Me parece una novela entretenida, estimulante, sugerente y más o menos absorbente. Lo único que me ha parecido un tanto evitable, pese al juego entre lo real y lo onírico de la novela (probablemente por influencia de Freud), es la parte donde Albertine, la mujer de Fridolin, le cuenta un sueño que ha tenido. No digo que ese sueño sobre, pero se me ha hecho muy largo, perdiéndose en elementos que creo que carecen de importancia. Además, las personas no recordamos tanto los sueños, con tanta extensión y tanto detalle. Por otra parte, me queda la duda de si la novela pedía ser narrada en primera persona, puesto que toda ella se narra bajo la perspectiva de Fridolin (lo cual da una atmósfera claustrofóbica que tal vez podría haberse potenciado). Pero también hubiera sido posible utilizar un narrador omnisciente con una perspectiva más abierta, que hubiera añadido información sobre la historia o el contexto de lo que vive Fridolin.
Por otra parte, si has visto Eyes Wide Shut —como es mi caso—, resulta casi inevitable hacer comparaciones (ya me pasó con El resplandor y con La evasión / Le trou). En líneas generales, tanto el planteamiento como buena parte de la trama vienen a ser iguales, pese a que la ambientación de la película es notablemente diferente: Nueva York (aunque se rodó en Inglaterra), años noventa y época navideña. Realmente, al leer la novela, me ha sorprendido lo fiel que le es la película. Me hace gracia porque hay elementos que han hecho pensar a cierta gente que Kubrick estaba diciendo algo especial ahí, pero son elementos que ya estaban en la novela (ojo, hay otros que no, como luego diré). Particularmente, me ha llamado la atención que el amigo del protagonista se apellida Nachtigall —ruiseñor en alemán— en la novela, así como Nightingale —ruiseñor en inglés— en la película. Se puede entender que hay un simbolismo en que dicho hombre se apellide Ruiseñor. Lo más obvio es que Schnitzler le diera ese apellido por ser un hombre que se dedica a tocar el piano en eventos nocturnos. O quizá porque canta, porque cuenta, lo que sucede en la noche.
Ahora bien, Eyes Wide Shut cuenta con un desenlace notablemente diferente —el de Relato soñado me resulta un tanto flojo, abrupto y decepcionante—, con esa escena alrededor de la mesa de billar y la escena final en la juguetería, ambas interesantes. Además, me parece más rica y completa (y compleja). En ella encontramos muchos elementos que no están en Relato soñado. En este sentido, habría que destacar a Victor Ziegler, un personaje muy importante que no aparece en la novela. Pero también podríamos hablar de elementos que encierran simbolismos: el arcoíris, los osos y los tigres de peluche, el uso de las luces, la decoración navideña, etcétera. Podría explicarlos, pero aquí estamos tratando Relato soñado y no Eyes Wide Shut (vean la película con los ojos bien abiertos y ya está). Quizá también se podría decir que Relato soñado es más sugerente, que no más sutil (la película está plagada de simbolismos), pero también menos ambiciosa. Lo cierto es que Eyes Wide Shut aborda de manera más explícita y profunda el mundo de las sociedades secretas, el poder, el sexo, el matrimonio y, en general, las relaciones hombre-mujer.
Por lo demás, quisiera comentar que, aunque es una novela bien escrita en general, me ha chirriado alguna cosa de su redacción. Por ejemplo: "El local estaba aún cerrado, pero en el café de arriba la cajera sabía que Nachtigall vivía en un hotelito de Leopoldstadt". Lógicamente, habría que poner comas delimitando ese "en el café de arriba" o, probablemente aún mejor, escribir "la cajera del café de arriba". Otro ejemplo: "había querido preguntarle aún a Albertine qué tenía la intención de hacer aquella mañana". Tanto el "aún" como sobre todo el "la" chirrían. También sorprende encontrar un "no podía equivocarse" delimitado por un punto y coma delante y uno detrás. Ahora bien, estos errores no sé si son cosa de Schnitzler, de la traducción o qué.
En definitiva, Relato soñado es una novela que se lee con gusto, que se disfruta, un libro recomendable, una buena novela. Le doy un 7 sobre 10. Sin que sirva de precedente, puesto que la literatura es una manifestación artística superior a la cinematografía, debo decir que me gustó más la infravalorada Eyes Wide Shut.
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