viernes, 10 de diciembre de 2021

'Brooklyn follies' - Paul Auster


En esta entrada voy a hablaros de la novela (The) Brooklyn follies, del escritor estadounidense Paul Auster (n. 1947), que se publicó originalmente en 2005. Curiosamente, el título original es The Brooklyn follies (traducido, sería algo así como Las locuras de Brooklyn). No sé a qué se debe la eliminación del artículo en la traducción española, aunque parece fácil pensar que en la editorial española creyeron que el título era más comercial sin él (no quiero pensar que lo hicieron por ahorrarse la tinta necesaria para la impresión de esas tres dichosas letras).

SINOPSIS:
Nathan Glass ha sobrevivido a un cáncer de pulmón y a un divorcio después de tres décadas de matrimonio, y ha vuelto a Brooklyn, el lugar donde pasó su infancia. Hasta que enfermó era un vendedor de seguros; ahora que ya no tiene que ganarse la vida, piensa escribir El libro del desvarío humano. Contará todo lo que pasa a su alrededor, todo lo que le ocurre y lo que se le ocurre. Comienza a frecuentar el bar del barrio y está casi enamorado de la camarera. Y va también a la librería de segunda mano de Harry Brightman, un homosexual culto que no es quien dice ser. Y allí se encuentra con Tom, su sobrino, el hijo de su amada hermana muerta. El joven había sido un universitario brillante. Y ahora, solitario, conduce un taxi y ayuda a Brightman a clasificar sus libros... Poco a poco, Nathan irá descubriendo que no ha venido a Brooklyn a morir, sino a vivir.


Comencemos. A mi modo de ver, la novela empieza fallando cuando el narrador es un hombre más bien anodino, no especialmente interesante, carismático ni ocurrente. Sin embargo, mi gran problema con esta novela es que no me la creo. No me creo algunos personajes y no me creo muchas de las cosas que hacen o les ocurren. No me creo ni a Harry ni a Rory/Aurora ni a Lucy. (En este sentido, me ha recordado a lo que ya me pasó con La verdad sobre el caso Harry Quebert.)

Harry, después de 'deleitarnos' con un despliegue de situaciones que no hay por dónde cogerlas, sale de la novela de un modo... Bueno, lo dejo en esos puntos suspensivos. En cuanto a Rory/Aurora, quizá es aún peor. Su historia, su vida, es cuando menos rocambolesca. Ojo a la que se lía -buena parte de la trama- por un "sólo" que ella le dice a alguien. ¿De verdad alguien en su situación hablaría en esos términos ambiguos? ¿De verdad una persona adulta y en supuestas plenas facultades mentales no es capaz de transmitir un mensaje claro en esa situación? No me lo creo. Lucy... en fin, es una niña de nueve años -suerte que nos lo dicen- que a veces se comporta como si tuviera trece.

Por lo demás, la trama va urdiendo pasajes unidos entre sí por casualidades un tanto casuales (ojo también al día en el que acaba la novela), digámoslo así. Cosa que, evidentemente, tampoco ayuda a dar verosimilitud al conjunto de la novela. Un conjunto que resulta más un (rocambolesco) folletín que otra cosa, algo que a mucha gente puede resultar notablemente interesante, atractivo y entretenido. A mí, en cambio, no me atrajo mucho, aunque debo reconocer que la novela me resultó ligeramente entretenida durante la mayor parte de la misma (algunos pasajes se me hicieron algo tediosos, como el de cierto personaje femenino contando cómo ha sido su vida los últimos años). Tampoco veo mucha profundidad a la novela, ya que para ese fin no vale con meter diálogos sobre filósofos. Pero insisto en que el problema de la novela es más que nada la verosimilitud. La vida no es lo que se desprende de esta novela.

Sigamos. No encontré mucho sentido a que un capítulo de la novela esté escrito a modo de obra de teatro. Tampoco entiendo por qué a la camarera se le da tanta bola para luego desaparecer. Es verdad que hay mucha gente importante en tu día a día que un día desaparece, pero no sé... Tampoco queda bien resuelto qué pasa entre Tom y la mujer de la que está enamorado. Esa parte de la trama también se pierde. Pero es que también sucede que a veces los personajes hacen una cosa que no tiene mucho sentido con lo que sabemos de ellos y, para colmo, no se argumenta. Tampoco me creí mucho que a Nathan le cuenten todo. Parece que la gente se va a confesar con él. Habría que llamarlo reverendo Nathan. Pero en serio, es un poco raro.

También debo señalar que la ambientación me ha parecido fallida (resulta especialmente sangrante dado que la novela que se llama Brooklyn follies). Quiero sentirme en Brooklyn mientras leo la novela, pero es difícil porque no hay demasiado de Brooklyn en ella. Se mencionan pocas calles o pocos edificios de Brooklyn, hay pocos elementos que nos hagan pensar que la novela se está desarrollando en Brooklyn. Cambiando alguna cosa nimia (como evidentemente los nombres de los protagonistas), la trama de la novela podría desarrollarse en Barcelona, Madrid, Berlín, Buenos Aires... ya ni digamos en Boston, Los Ángeles o incluso Londres.

Por otra parte, hay un 'guiño' a El guardián entre el centeno y otro a De ratones y hombres. El primero tiene que ver con esa especie de sueño que tiene o tenía uno de los personajes con proteger a los niños, bastante similar al que tiene Holden Caulfield en la archiconocida novela de J.D. Salinger. El que concierne a la novela de Steinbeck, quizá aún más claro, es un sueño colectivo que tiene que ver con tener un lugar donde tener paz y felicidad (y puede que en ambos casos la cosa acabe similar... Lo dejo ahí.)

¡Ah! No falta la típica -y bastante gratuita- escena sexual de sumisión femenina, muy parecida -por cierto- a la que escribiría años después Joël Dicker en La verdad sobre el caso Harry Quebert. En cosas así uno se da cuenta de qué género tiene quien escribe.

En cuanto a si está bien escrita la novela, decir que sí lo está. Sin más. No es la prosa de Steinbeck ni de Nabokov, pa' qué vamos a engañarnos.

En resumen, me ha parecido una novela que se deja leer y poco más. Si tuviera que ponerle una nota, sería un 5 o 5,5 sobre 10.

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