lunes, 10 de noviembre de 2025

'Golpe de gracia' - Dennis Lehane


Esta entrada tiene por objeto reseñar la novela Golpe de gracia, del escritor estadounidense Dennis Lehane (Boston, 1965). Fue publicada originalmente en abril de 2023 bajo el título Small Mercies, aunque creo que la edición española no llegó hasta enero de 2024.



Boston, verano de 1974. Una noche, Jules, la hija adolescente de Mary Pat, se queda fuera hasta tarde y no vuelve a casa. Esa misma noche, un joven negro aparece muerto, arrollado por un tren en misteriosas circunstancias. Los dos sucesos parecen no tener relación, pero Mary Pat, impulsada por la desesperada búsqueda de su hija, empieza a hacer preguntas que molestan a Marty Butler, jefe de la mafia irlandesa, y a los hombres que trabajan para él. Ambientada en los calurosos y tumultuosos meses en los que la desegregación de las escuelas públicas de la ciudad estalló en violencia,
Golpe de gracia es un magnífico thriller, una brutal descripción de la criminalidad y el poder, y un retrato inquebrantable del oscuro corazón del racismo americano.


Antes de entrar plenamente en materia, quiero expresar que Dennis Lehane es uno mis escritores favoritos (Cualquier otro día, por ejemplo, me parece una maravilla), pero, curiosamente, no había reseñado nada suyo en este blog. Digamos que tenía una cuenta pendiente con él, que saldo de alguna manera con esta entrada. También debo decir que su novela anterior, Después de la caída (Since We Fell, 2017), me pareció muy floja para ser suya, calificándola con un 6 sobre 10 en Quelibroleo.com, donde hice una pequeña reseña.

Centrándonos ya en Golpe de gracia, debo decir que he tenido la impresión de que era el borrador de una novela. Sobre todo porque Dennis Lehane es un autor que acostumbra a hacer un profundo y minucioso recorrido por los escenarios de la trama (buenas radiografías del paisaje humano de los barrios, por ejemplo) y por los personajes principales (contándonos bien su infancia, cómo son ahora, etcétera), permitiendo así que el lector los conozca muy bien. Esto se ve claramente en Mystic River (2001) y en las ya citadas Cualquier otro día (2008) y Después de la caída (2017). En Golpe de gracia, en cambio, tenemos una potente radiografía de Southie (South Boston) y de Mary Pat, la protagonista de la novela, y si acaso el detective Bobby Coyne, el detective principal, pero poco más. De Marty Butler, por ejemplo, no sabemos mucho (se insiste en que maneja el cotarro en Southie, pero se va poco más allá). No por casualidad, las novelas anteriormente citadas constan de muchas más palabras (148.238, 234.530 y 129.551, respectivamente) que Golpe de gracia (88.362). Mi impresión de que la novela era un borrador también se sustenta en que no me ha parecido una trama compleja ni muy desarrollada (lo mismo se podría decir de los diálogos). Es bastante simple y lineal, y tampoco es que haya ningún giro argumental claro ni nada que sorprenda. Es como si Lehane hubiera escrito esta novela en piloto automático.

Con todo, la primera mitad es, en cierta manera, una especie de introducción para la segunda (algo que ya pasaba en Después de la caída). Dicho de otra manera, la primera mitad tiene mucho de drama (lo cual no está mal) y la segunda mitad ya viene a ser un thriller más propiamente dicho. Mi problema con la parte más thriller (entretenida, no lo niego) es que me ha resultado poco verosímil, así como un tanto impostada. Como siempre, cuesta un poco argumentar esto sin destripar demasiado la novela, pero al menos pondré algún ejemplo. A ver, resulta un tanto curioso que el exmarido de Mary Pat (Dukie) fuera ladrón profesional, que guardara en casa un arsenal de herramientas para esos menesteres, que la policía no las encontrara en su día (no se sabe por qué) y que Mary Pat no se deshiciera de ellas (mira que tuvo años). Además, es sorprendente que Mary Pat sea capaz de abrir puertas empleando una ganzúa. El momento en el que se aposta detrás de un árbol para oír/escuchar una conversación entre dos personas también me ha chirriado. Lo de los coches (quien haya leído la novela sabrá a qué me refiero) también es como para creérselo. Además, aunque esto entronca con la vertiente estilística de la novela, debo decir que hay algún diálogo interior de Mary Pat [fíjense en el capítulo 26] que me ha chirriado. O sea, no es que sea un monólogo interior, es que realmente es una especie de diálogo interior, como si Mary Pat sufriera un desdoblamiento de personalidad. Puede quedar muy literario, pero las personas mentalmente sanas no procesan así las cosas, no piensan así. Y alguien puede decir: "Es que Mary Pat es una persona rota". Vale, eso lo compro, pero no justifica que su mente trabaje así. Por otra parte, no acabo de entender por qué Mary Pat va al funeral del chico negro (Augustus). No sé qué esperaba...

Con respecto al contenido (ideo)lógico de la novela, diré alguna cosilla también. El tema del racismo creo que está bastante bien traído, tratado y desarrollado, aunque del todo. Dicho de otro modo: me parece que hay cierta moralina (esto también lo ha comentado una usuaria de GoodReads). Supongo que Lehane es bastante sensible a este tema al ser marido de una mujer negra. En cualquier caso, a mí me gustó más como trató el tema en Cualquier otro día. Por otra parte, hay alguna aseveración que, a mi entender, no es cierta y que yo creo (por el contexto, etcétera) que el propio Lehane sostiene. Por ejemplo, esta del capítulo 13: "el odio tarda años en construirse". Pues hombre, depende. Tampoco estoy de acuerdo con esto otro, del capítulo 26: "No es la desesperación de quien simplemente ha perdido la esperanza, sino la del que se siente abandonado; la primera es debilidad, la segunda, el filo de un cuchillo".

Ahora quisiera hablar del texto de la edición en español que ha hecho Salamandra, ya que es la que yo he leído. Lamentablemente, tiene muchos problemas. Para empezar y sin ir más lejos, el título: ¿cómo es posible que Small Mercies se traduzca como Golpe de gracia? Esto ya lo han dicho otros lectores, pero es que el sentido de ambas expresiones es más bien opuesto. Además, la traducción (ojo, no Dennis Lehane) abusa sobremanera de los dos puntos. Por ejemplo, en la primera página del capítulo 14 aparecen dos puntos hasta en cuatro ocasiones en solo ocho líneas, incluso llegando a haber dos en una misma oración. Por si fuera poco, esto último es algo que vuelve a ocurrir en la siguiente página (menos mal que la RAE dice que debe evitarse). Fíjense que en la edición original no aparece ninguno de los seis. Además, no es algo que ocurra solo con los dos puntos, pues la traducción cambia muchos signos de puntuación (comas por puntos, puntos por comas, etcétera). Esto hace que haya elementos que pasen de una oración a otra, pero es que también se intercambian los órdenes de los diferentes elementos que conforman una oración. Por tanto, es fácil concluir que la traducción resulta una especie de reescritura de la novela, dando otro aire a la narrativa del autor. Y es una pena, porque Lehane tiene una prosa sólida y más que solvente. Por otra parte, la palabra sólo [sic], con tilde, aparece muchísimas veces (diría que más de un centenar de veces). Esto, atendiendo a la normativa actual de la RAE (vigente desde el 2010), es un error. No sé si es algo que está en el libro de estilo de Salamandra o qué, pero en Galveston también aparece tildada de manera indiscriminada. También aparecen pronombres demostrativos tildados: éste [sic], por ejemplo.

Además de eso, hay otras muchas y variadas erratas. Por ejemplo, partículas que faltan, como en esta oración del primer capítulo: "solía decirle después [de] la cena de Acción de Gracias". O en esta del capítulo 12: "a tirarse delante [de] un tren". Y una tercera: "Brian le dice [a] George" [cap. 21]. Volviendo al primer capítulo, añado esta errata: "sobre la faz de la Tierra". En esa expresión, sería "tierra". Vamos al capítulo 11: "—¡Eh! —exclama Bobby—. ¡No nos toques los huevos!". Eso lo dice Vincent, no Bobby. Vamos ahora al capítulo 13: "cuando ni siquiera estás viendo hacia allí". Sería más bien "mirando" (de hecho, Lehane escribe "looking"). Ahora dos ejemplos de oraciones donde falta una coma. El primero: "Al otro lado de la ventana[,] Commonwealth está inquietantemente tranquilo" [cap. 15]. El segundo: "Cuando Mary Pat era muy joven[,] Mattapan era el distrito donde vivían los judíos" [cap. 26]. En el capítulo 20, tenemos al estúpido Ron (se insiste en que lo es) empleando esta expresión: "Cayó de bruces". Pues hombre, no sé, digo yo que un chaval estúpido diría "Cayó de cara". De hecho, el original dice: "He went down on his face". Otra errata, pero de distinto pelaje: "Ella mira el reloj: son las dos y media de la madrugada" [capítulo 23]. No, hombre, son las dos y media de la tarde (se entiende por el contexto). Aquí una "Y" en mayúscula en medio de una oración: "Como madre, me dan ganas de abrazarte Y decirte al oído que todo irá bien" [capítulo 23]. Y ojo, ahora vamos con tres erratas que aparecen en un solo capítulo, el 26 (serían cuatro, pero ya he mencionado una). Una: "esos cuatro niños chavales" (o una cosa o la otra). Dos: "Augusto" (nombre traducido). Y tres: "el Señor vuestro Dios" (de nuevo, una cosa o la otra, aunque también podría escribirse "Dios nuestro Señor"). Incluso podría haber una más si entendemos que el "unos minutos" del "Reginald se queda callado unos minutos" resulta exagerado para alguien que está hablando en un atril o púlpito (Lehane usa otra expresión: "for a bit"). En fin, me temo que en el capítulo 26 me cansé de registrar erratas.

Respecto al desenlace, no puedo decir que esté mal, pero a mí no me ha acabado de convencer (esto no puedo argumentarlo por motivos obvios, aunque también es cierto que es algo bastante subjetivo). Y eso mismo puedo decir de la novela en general, aunque creo que ahí sí he argumentado bastante mi posición. No creo que Golpe de gracia contenga, ni mucho menos, al mejor Lehane. Ni al de Cualquier otro día ni al de Mystic River. Pero parece que la gente no piensa igual, al menos si atendemos a las notas de GoodReads: Golpe de gracia cuenta con un 4,28 (sobre 5), mientras que las otras dos con un 4,07 y un 4,17 respectivamente. Si acaso coincido en que es mejor que Después de la caída, valorada con un 3,61 (demasiado, en mi opinión). ¿Y qué nota le pongo yo a Golpe de gracia? Pues no lo tengo muy claro, aunque supongo que andaría alrededor de 6,5-6,75 (sobre 10). Darle un 7, como le di a La familia de Pascual Duarte, probablemente sería excesivo.

En fin, hasta aquí la reseña. No sé cuándo os traeré otra, porque tampoco he empezado a leer nada nuevo, pero digo yo que caerá alguna antes de acabar el año. Gracias por leerme.

viernes, 17 de octubre de 2025

'Las partículas elementales' - Michel Houellebecq


En esta ocasión voy a reseñar Las partículas elementales, la segunda novela del ínclito escritor francés Michel Houellebecq (nacido en 1958 y cuyo nombre real es Michel Thomas), publicada originalmente en 1998. Cuenta con una adaptación cinematográfica ("adaptación libre", según dicen, pero yo no la he visto), de producción alemana, estrenada en 2006.



La novela narra el improbable nudo que unirá los destinos de dos hermanastros: Michel, prestigioso investigador en biología, especie de monje científico que a los cuarenta años ha renunciado a su sexualidad y sólo pasea para ir hasta el supermercado; y Bruno, también cuarentón, profesor de literatura, obsesionado por el sexo, consumidor de pornografía, misógino, racista, un virtuoso del resentimiento. Encarnación consumada, en fin, de una sociedad en que la velocidad del placer no deja tiempo al nacimiento del deseo. Ambos han sido abandonados por una madre que prefirió una comunidad hippie en California a cualquier otro empeño.


Para empezar, y a modo de pequeña anécdota, quisiera comentar que en la reseña comercial ofrecida por la editorial Anagrama aparecía "monie" (sic) en lugar de "monje". El pasado 22 de septiembre les envié un correo electrónico y al día siguiente, tras ver que me habían respondido, pude comprobar que ya lo habían corregido. Bien por ellos.

Entrando un poco más en materia, debo decir que no soy muy partidario de las novelas que vienen a ser un cruce entre novela y ensayo, como es el caso de Las partículas elementales. Yo también soy lector de ensayos, pero las mixturas no me convencen. Aquí tenemos una especie de dos en uno: una parte novelística, que cuenta las historias de Michel y Bruno (entrelazadas por momentos), y una parte ensayística, dedicada a disquisiciones científicas, filosóficas, sociológicas y antropológicas. Ambas partes conviven en el mismo libro, alternándose de manera un tanto anárquica y mezclándose por momentos. Particularmente, y siendo reduccionista, he encontrado interés por la parte novelística y desinterés por la parte ensayística, aunque sí tiene algunas reflexiones interesantes y válidas. Pero claro, están escritas hace más de veinticinco años, y creo que tanto Francia como el mundo han cambiado un poco bastante. 

La parte novelística, que, como digo, es la que ha suscitado más interés en mí, tiende a ser un tanto reiterativa, y llega un punto en el que, a mi juicio, casi se acaba autoparodiando. Antes de llegar a la mitad del libro (o, simplemente, leyendo la reseña comercial), ya sabemos que Bruno es un obseso sexual y que Michel coquetea con la anhedonia. Entonces, ¿por qué narrar una enésima escena sexual de Bruno o un nuevo día sin estímulos para Michael? Ni idea. Por lo demás, la parte novelística de la novela —valga la redundancia— tiene algunos problemas más, como contar con personajes más bien planos y que, además, a veces actúan de una manera incomprensible (¿por qué Michel no contesta esas cartas?). Incluso hay escenas en las que las voces de Michael y Bruno resultan indistinguibles (supongo que porque, en buena medida, el que habla es Houellebecq). Un ejemplo de ello podemos encontrarlo en el capítulo 10 de la segunda parte, donde tenemos un diálogo muy poco natural en el que ambos personajes hablan como quien escribe un ensayo. Además, hay una serie de elementos que parecen pretender epatar/impactar y que resultan poco verosímiles, sobre todo si queremos entender —y parece obvio— la parte novelística como una suerte de ejemplo de lo que se expone en la parte ensayística. 

A continuación, dejo un pequeño recopilatorio de miniextractos de la novela, todos ellos de carácter sexual, en los que el autor parece tratar de epatar/impactar y que, en algunos casos, solo aportan inverosimilitud a la novela. He recopilado estos como podría haber recopilado otros, porque la novela va bien surtida de elementos así. De hecho, los hay más fuertes (más pederásticos, etcétera) que los citados aquí abajo, pero ya los dejo para aquel que quiera sumergirse en la novela.

  • "Cuando David [25 años] conoció a Annabelle, ya se había acostado con más de quinientas mujeres [...]". [Pág. 73]
  • [Refiriéndose a unas adolescentes] "«Son monísimas, ¿verdad?», observó Christiane. «La rubia de las tetas pequeñas es un encanto...»". [Pág. 123]
  • "En dos años como máximo, su hijo intentaría salir con chicas de su edad; Bruno también desearía a esas chicas de quince años". [Págs. 139-140]
  • "[...] había tres tíos y treinta chicas. Treinta chicas de dieciséis años. Rubias, morenas, pelirrojas. Francesas, magrebíes, asiáticas..., todas deliciosas, todas deseables. Y todas follaban, era evidente, follaban". [Pág. 160]
  • "Durante los ejercicios, yo siempre cerraba las ventanas; las chicas tenían calor, se quitaban los suéters, la camiseta se les pegaba al pecho; yo me hacía pajas parapetado detrás de mi mesa". [Pág. 160]
  • "¿Te la chupo ahora o prefieres que te haga una paja en el taxi?". [Pág. 167]

Pues hombre, se hace un poco raro que un chaval de 25 años se haya acostado con más de quinientas mujeres. También roza lo inverosímil que, en una clase de treinta chicas de dieciséis años, todas follen. Lo mismo con que un profesor se masturbe en clase. Pero bueno, el señor Houellebecq y sus cosas.

Abramos otro melón: el de los errores propiamente dichos. Hay mucha tela que cortar aquí.

En la página 103, narrando hechos del 10 de julio de 1998, se nos cuenta que Michel está siguiendo "una etapa pirenaica del Tour de Francia". Sin embargo, no hubo ninguna etapa pirenaica en el Tour de Francia de aquel año. Es más, ¡ni siquiera había empezado el Tour! (lo hizo un día después). Evidentemente, podemos entender que a Houellebecq le da igual si ese día hubo o no hubo etapa del Tour, porque es una novela y tal y cual, pero no deja de ser sorprendente. Más si cabe teniendo en cuenta su osadía de situarnos en los Pirineos. ¿Por qué? ¿Para qué? No sé, porque son ganas de meter la pata por duplicado. Sin embargo, no se menciona el escándalo que hubo alrededor del equipo Festina en el Tour de ese mismo año, que fue más que sonado y mediático.

También quiero constatar que hay cierto baile con la edad de Victor, el hijo de Bruno. En la página 124, narrando hechos de finales de julio del año 1998, Bruno afirma que su hijo tiene doce años. Sin embargo, en la página 139 y narrando hechos de la primera quincena de agosto, se dice lo siguiente: "Hacía unos meses que Victor había cumplido trece años". En páginas siguientes se dice que la mujer de Bruno estaba embarazada de seis meses en septiembre de 1984 para después confirmar que el niño nació en diciembre. Esto, evidentemente, respalda la idea de que Victor tiene 13 años en el verano de 1998. Aun así, sorprende un poco que se diga que los había cumplido "hacía unos meses" si tenemos en cuenta que ya hacía 8 meses, pues ese "unos meses" hace pensar que son pocos meses, nunca más de medio año como es el caso. Por si fuera poco, en la página 150 y aún narrando el mes de agosto de 1998, se dice que "ahora iba a cumplir quince años".

En la página 183 se dice lo siguiente: "«Durante las dos semanas de nuestra estancia, fuimos a esa playa todas las tardes», seguía Bruno en su artículo". Sin embargo, un poco más adelante, en la página 185, se dice esto otro: "Bruno interrumpió aquí el artículo, tras una semana de estancia". ¿En qué quedamos?

En la página 244, encontramos este extracto: "Pasaba Gortrumnagh y Knockavally y solía llegar hasta Claddaghduff, a veces hasta Aughrus Point. Allí estaba en el punto más occidental de Europa, el extremo del mundo occidental". Pues hombre, digo yo que si entendemos Europa como más allá del continente físico (el Cabo da Roca, en Portugal, sería el punto más occidental), el punto más occidental de Europa habría que buscarlo en las islas Azores. Alguien podría decir que las Azores son unas islas muy perdidas. Bueno, en ese caso podríamos entender que el punto más occidental de Europa está en Islandia. Vamos a rizar el rizo y entender que Islandia también es una isla por ahí perdida que no contaría como europea. Pues bien, en ese caso, el punto más occidental de Europa habría que buscarlo en una isla o islote del oeste de Irlanda, pero no en la isla de Irlanda propiamente dicha como hace Houellebecq. Por ejemplo, la isla Achill se extiende más al oste de lo que está el Aughrus Point, siendo además una isla habitada y conectada con la isla de Irlanda mediante un puente. Por tanto, la afirmación de Houellebecq carece de sentido. Por si fuera poco, en la página 254 vuelve a insistir: "último extremo del mundo occidental".

También en la página 244, se habla de "la última velada del segundo milenio" al referirse a la noche del 31 de diciembre de 1999. No, hombre, el segundo milenio acabó un año después, el 31 de diciembre de 2000. En fin, me cuesta entender que un escritor tan reputado cometa estos errores, más si cabe porque se entiende que tiene un agente que lee sus novelas, un editor que hace lo propio, un corrector que las corrige, etcétera.

Aunque esto no lo calificaré de un error propiamente dicho, también quisiera incluir el siguiente enunciado [pág. 192]: "Michel experimentó ese sentimiento ambiguo y triste que aparece cuando uno vuelve a pisar los lugares de su infancia". Pues no sé, se me hace un poco raro hablar de un sentimiento que es ambiguo y triste al mismo tiempo. Y, aunque lo demos por bueno, no sé yo si uno se siente así al pisar los lugares de su infancia. A ver, es que tampoco es que haya una cohesión emocional entre los lugares de la infancia de una persona.

Volviendo a la historia o fábula, insistir en que tal vez abusa de escenas sexuales, como si Houllebecq pusiera mucho empeño en tratar de escandalizar al lector (quizá en 1998, no en 2025). Pero sobre todo abusa de un afán por arruinar la vida de los personajes, como si fueran víctimas de una suerte de determinismo esotérico que apenas les permite levantar cabeza en algún momento y les empuja (irremediablemente) a un triste y precipitado final. Más o menos como en Galveston, la última novela que he reseñado antes de esta, aunque diría que la novela de Nic Pizzolatto tiene una atmósfera aún más gris. En cualquier caso, la trama argumental de Las partículas elementales me ha parecido bastante anodina, carente casi por completo de estímulos. También quisiera dejar constancia de que tengo la impresión de que es una novela bastante autobiográfica y que tanto Michel como Bruno están inspirados en él mismo, como indican diferentes puntos biográficos comunes. Entiendo que de ahí, y de un insuficiente trabajo en la creación de los personajes, viene que Michel y Bruno tengan la misma voz en algunos momentos.

Adentrándonos en los contenidos lógicos o en las ideas planteadas por Houellebecq en la novela, debo decir que estoy bastante de acuerdo con los posicionamientos que ofrece o que al menos me parece que ofrece: crítica al liberalismo, al hedonismo, al mayo de 1968, a la New Age, al individualismo, etc. Ahora bien, en 2025 resultan bastante trillados (tal vez no en 1998). Por otra parte, se ha dicho muchas veces que Houellebecq es machista, misógino, racista, etcétera. Probablemente sea esas cosas, no lo sé, pero también hay que decir que en el mundo hay mucha gente así y es normal que en las novelas de Houllebecq aparezcan personajes así. En cualquier caso, creo que es interesante leer la página 138, donde, por ejemplo, se dice que "las mujeres eran mejores que los hombres" o que "un mundo compuesto sólo [sic] de mujeres sería infinitamente superior". Sin embargo, no acabo de comprar los paralelismos que, en la página 185, hace entre una "estación naturista" que aparece en la novela y Alemania, Japón y Corea. Tampoco me parece que resulte inconcebible imaginarse a un "depresivo patriota", como el narrador afirma en la página 189. Por otra parte, tuve la sensación de que Houellebecq hacía bastantes referencias al Frente Nacional, aunque luego solo he podido encontrar cinco. A quien sí se hace mucha alusión es a Aldous Huxley, autor de Un mundo feliz (novela de 1932), pues aparece citado una veintena de veces (también se cita a su hermano Julian/"Julián", diría que hasta en cinco ocasiones). También quiero constatar algo que han dicho otros lectores: la novela tiene un aire pesimista, de desesperanza, yo diría que (casi) misántropo, tal vez también nihilista, que no son cosas que yo venga aquí a juzgar o criticar; simplemente, las constato. Sí que es cierto que el final del epílogo va por otro lado, al menos en parte, como si Houellebecq acabara optando por la redención. Por otra parte, debo confesar que las disquisiciones sobre biología molecular desbordan mis competencias, además de que Houellebecq alude a diversos estudios realizados en el siglo XX, por lo que no puedo decir si hay errores o no ahí (por varios motivos, dudo mucho que no sea así).  

En cuanto al estilo y los fundamentos estéticos de la novela, supongo que no hay mucho que decir. Según Wikipedia, él mismo ha declarado que tiene una "ausencia de estilo". Bueno, no sé, al final siempre hay un estilo. Yo más bien diría que, en general, es un estilo ensayístico, sobrio y plano, lo cual es llamativo tratándose de un novelista que también es poeta. Tampoco he percibido ninguna musicalidad, pero esto es bastante normal en una obra traducida. Lo más estilístico que hay, por decirlo de alguna manera, está en esa mixtura novela-ensayo y en la pretenciosidad accesoria a ella. También se podría hablar de un estilo más o menos crudo al narrar las escenas sexuales. Pero, a mi juicio y en definitiva, es una novela que adolece de un estilo sobrio, tal vez incluso pobre (como de piloto automático), y poco literario. Eso no quiere decir, claro, que sea una novela mal escrita.
 
Lo del epílogo, en fin..., parece que Houellebecq se marcó un "sujétame el cubata" (si se me permite el coloquialismo). No sé si es algo que ya tenía previsto hacer antes de empezar a escribir la novela, si se le ocurrió mientras tanto o si fue un añadido de última hora, pero me parece que no tiene mucho sentido. De hecho, el narrador del epílogo (se supone que es el narrador de toda la novela) no encaja como narrador de las historias de Bruno y Michel, sobre todo porque hay infinidad de cosas, como conversaciones privadas, que no puede conocer. Con esto no quiero decir que la idea básica (porque habría matices) del futuro de la humanidad que plantea el epílogo sea una locura o una inverosimilitud en sí misma, sino que el epílogo está mal enfocado y no encaja con el grueso de la novela. Esta idea básica se podría haber manifestado de otra manera; como un futurible escrito por Michel o con una nota final del propio Houllebecq, por poner dos ejemplos.

Ya que estamos, quisiera dejar constancia de algunas erratas contenidas en la edición que yo he leído. Aquí cito algunas: "préadolescente" [pág. 140], "activista vienes" [pág. 176], "metereología" [pág. 189], "neuroñas" [págs. 189-190], "ex mujer" [pág. 209], "profetico" [pág. 261]. En la página 202 hay otra errata, pues nos encontramos un "et" que debería ser un "el": "ése [sic] fue et comienzo de una buena época". Más curiosa es la errata de la página 194, pues se trata de un asterisco que no viene a cuento: "Un viejo inmóvil en su* jardín parecía un espantapájaros". También resulta un tanto curioso que el hermano de Aldous Huxley, el señor Julian Huxley, se cite las cinco veces como "Julián" (a la española) [págs. 130 a 135]. Por otra parte, quizá el "gato salvaje" que aparece en la página 155 debería ser un "gato montés", aunque desconozco el texto original. También me ha llamado la atención leer tanto "mandalas", en varias ocasiones, como "mándalas" [pág. 254] para referirse a esos típicos dibujos del hinduismo y budismo, ya que quizá se debería haber optado por una sola de las opciones (ambas están recogidas por la RAE, eso sí). Para acabar con este apartado, decir que no me ha convencido el constante uso de la palabra "rue", sobre todo porque no la ponen en cursiva (otra opción, evidentemente, hubiera sido traducirla por "calle").

Resumiendo, Las partículas elementales es una novela que, sin estar mal del todo (no es un desastre), no ha colmado mis expectativas, sobre todo porque me parece poco literaria, un tanto pretenciosa y porque contiene diversos errores. Desde mi punto de vista, que probablemente sea sui géneris, viene a ser una novela de aprobado (casi) raspado. Si había alguna opción para algo mejor, yo creo que el epílogo se la carga. Por tanto, le daría una nota de un 5-5,5 sobre 10, que es una valoración muy baja para la media que tiene esta novela en Goodreads, Quelibroleo.com, etcétera.


[NOTA: Hoy mismo (17-10-2025) espero empezar a leer Golpe de gracia, la última novela del gran Dennis Lehane. En principio, sobre ella versará la próxima reseña del blog, que debería llegar la primera quincena de noviembre.]

viernes, 19 de septiembre de 2025

'Galveston' - Nic Pizzolatto


En esta entrada voy a reseñar la novela Galveston del estadounidense Nic Pizzolatto (Nueva Orleans, 1975). Quizá os resulte un nombre familiar, ya que es el creador de la afamada serie True Detective (yo no la he visto). Galveston, eso sí, es anterior: salió a la luz en 2010, mientras que la serie se creó en 2012 y se estrenó en enero de 2014. Por otra parte, Galveston cuenta con una adaptación cinematográfica estrenada en 2018.



Alto, corpulento, con barba y melena, sombrero de ala ancha y botas de cowboy, el texano Roy Cody lleva unos años ejerciendo de matón profesional en Nueva Orleans. Roy es un tipo tranquilo, comprensivo, capaz de ver el lado filosófico de las cosas, lo cual no le impide ser implacable cuando la ocasión lo requiere. Pero su vida da un giro radical el día que le diagnostican un cáncer avanzado. De pronto, sus puntos de referencia se trastocan, y el relieve de la realidad cobra una nueva dimensión. Ante la sospecha de que su jefe, el poderoso extorsionador Stan Ptitko, quiere quitárselo de encima, Roy se despoja de sus ataduras e inicia una frenética carrera hacia un horizonte desconocido, donde su encuentro fortuito con una joven desamparada le brindará, tal vez, la ocasión de darle un nuevo sentido a su existencia.
 

Supongo que es interesante señalar que es una novela que narra, de forma alternativa, hechos ocurridos en 1987 —la mayor parte de la novela y en 2008. Eso es objetivo, lo que sería más subjetivo es qué etiqueta se le ajusta más: ¿novela negra?, ¿thriller?, ¿novela de carretera?, ¿drama? Incluso tiene cierto aire a novela del realismo sucio. Pero bueno, supongo que la etiqueta no tiene mucha importancia. Lo que puedo decir que, según he ido leyendo, es me han venido ecos de novelas de Edward Bunker y de Dennis Lehane (sobre todo La Entrega y Después de la caída, que son posteriores a esta), así como de la novela Carter de Ted Lewis. Incluso veo paralelismos con Pregúntale al polvo de John Fante y con Mooch de su hijo Dan Fante. Y si nos vamos al cine, pues lo mismo, con películas como No es país para viejos (adaptación de una novela homónima de Cormac McCarthy), El protector (la protagonizada por Liam Neeson, que es del 2021) o Secuestro, película estadounidense de 1997.

Galveston es una novela cruda, trágica y gris, protagonizada por dos personajes (Roy y Rocky) que parecen tener un imán para lo trágico o desgraciado (lo cual quizá sea un poco pretencioso); están marcados trágicamente por el destino y encima parecen tener cerradas las puertas de la redención. En ese sentido, como La familia de Pascual Duarte. Pero bueno, hasta ahí, digamos que bien. Sin embargo, creo que Pizzolatto no logra dotar la novela de una gran profundidad. Otro problema que observo es que la fábula o trama argumental no termina de arrancar. En cierta manera, lo hace muy pronto (creando ciertas expectativas), pero no acaba de desarrollarse. Esto quizá no sería un problema si no fuera porque carece de destellos de originalidad, de contener algo que suene a no leído/visto. Por tanto, ante mis ojos, la novela ha ido transitando con aires insulsos, si bien debo decir que me ha entretenido ligeramente. A mi entender, el tramo del motel se alarga demasiado, porque tampoco aporta gran cosa; lo de esa familia resulta un tanto gratuito y fuera de lugar, igual que lo que sucede entre Rocky y Lance, o incluso entre Roy y Tray. Aun así, creo que el mejor pasaje de la novela está dentro de ese tramo, si bien sucede cuando Roy se va por ahí: me refiero a la escena entre él y Loraine. Además, me parece una novela un tanto dirigida, donde los personajes no tienen la fuerza suficiente como para salirse del guion o esquema que probablemente tenía Nic Pizzolatto. Ejemplo de ello me parece la llamada que Roy hace al médico. O que coja ciertos documentos y que haga lo que hace con ellos. Incluso la conversación entre Roy y el abogado, ya cerca del final de la novela. De hecho, me parecen situaciones que rozan el ridículo.

En lo referente a lo estilístico y estético, me ha llamado la atención que es una novela escrita a base de párrafos (muy) cortos, al más puro estilo barojiano (en ese sentido). Es una prosa más o menos cruda y directa, tal vez cinematográfica, y un tanto sucia (en la línea, ya digo, del realismo sucio). Además, he notado que presta mucha atención a cosas como los olores y, sobre todo, luces y colores. De hecho, la palabra "olor" aparece un total de 25 veces, pero es que "luz" aparece un total de 74 veces. Por su parte, "color" aparece 22 veces, y hasta 39 veces si tenemos en cuenta palabras derivadas de esta como "colores" o "descolorido". Y ojo a las veces que se mencionan palabras que hacen referencia a colores: "negro" (20), "negros" (8), "rojo" (13), "rojos" (4), "azul" (12), "azules" (7), "azulada" (4), "amarillo" (13), "gris" (8), "grisácea" (7), "marrón" (10), "blanco" (9), "blancos" (4), "blanquecina" (3), "verde" (6), "verdes" (4), "púrpura" (3), etc. Para hacer un poco más gráfico todo esto, voy a hacer una comparativa con las dos últimas novelas que he traído al blog. En Franny y Zooey, las palabras "olor", "luz" y "color" aparecen muchísimo menos que en Galveston: 5, 20 y 7 veces respectivamente. Admito que la comparativa con Relato soñado resulta muy descompensada por tratarse de una novela corta, pero dichas palabras aparecen solo 4, 10 y 2 veces. En cualquier caso, no he encontrado que la gran profusión de olores, luces y colores de Galveston tuviera que ver con una especie de simbología paralela a la trama argumental. Quizá se deba a incapacidad por mi parte, no lo sé. Abundando en esta profusión de olores, luces y colores, debo decir que la prosa de esta novela me ha resultado un puntito pretenciosa, como de escritor aficionado que se ha apuntado a un curso de escritura creativa y está poniendo en práctica todo lo aprendido. A mi entender, Pizzolatto busca un lirismo que ejecuta con poca maestría. Aun así, y para ser justos, no es una novela que esté mal escrita.

Por otra parte, me parece que el personaje de Rocky está demasiado sexualizado (lo digo incluyendo las cosas que le pasan). No estoy en contra de estas cosas, no soy puritano, pero considero que los elementos que trabajan en una novela tienen que estar presentes en su justa medida y que el combo Rocky + grado de sexualización sobrepasa los límites (podría argumentarlo, pero no quiero reventar la novela). Diferente sería si Rocky fuera una prostituta cuyo trabajo se basara en hacer unos cuantos servicios al día. Se podría decir que el personaje de Carmen —interpretado por María Valverde en la película— también está sobresexualizado, pero aquí excuso a Nic Pizzolatto porque se podría entender que Carmen utiliza el sexo como una especie de escalera social o económica. Por tanto, me parece que aquí sí hay una lógica interna y que personaje y grado de sexualización casan bastante bien.

En cuanto al desenlace de la novela, debo decir que me ha dejado frío. No digo que sea malo, ni tampoco es que yo pida fuegos artificiales de ningún tipo, solo que no me ha dicho gran cosa. Para mí, es de esos finales en los que te quedas esbozando un "Ah, pues vale".

Por cierto, la edición de la editorial Salamandra tiene un error. He aquí: "Se mesó una perilla recortada con esmero". No, hombre, se la atusaría en todo caso, ya que "mesar" significa arrancar o, como mínimo, tirar con fuerza. Curiosamente, no es la primera vez que veo esta confusión en una traducción. De todos modos, ya he dado parte de esta. 

Esta vez, he hecho los deberes: he visto la película (por supuesto, una vez acabada la novela). Lógicamente, con guion del propio Nic Pizzolatto, es bastante fiel a la novela, pero algo más escurrida, más ligera, con menos contenido. Por ejemplo, no aparecen algunos personajes, como Lance o Cecil. Otros, como las hermanas Dehra y Nonie Eliott (que en la película no son ancianas), pasan más de puntillas. Además, me ha llamado la atención que Roy tenga el pelo corto, puesto que en la novela luce melena y esta tiene su importancia. 

Para acabar, vamos con la nota que yo le otorgo a la novela: un 5,5 (que viene a ser un "se deja leer"). La verdad es que está bastante lejos de las notas medias que tiene en las típicas webs sobre libros (por ejemplo, tiene un 7,2 en quelibroleo.com), pero estoy siendo honesto.

Gracias por la atención y ¡hasta la próxima!


martes, 22 de julio de 2025

'Relato soñado' ('Traumnovelle') - Arthur Schnitzler

Es esta entrada voy a hablaros de Relato soñado (originalmente, Traumnovelle), una novela corta escrita por el médico austríaco Arthur Schnitzler (Viena, 1862-1931). Fue editada como libro en 1926, tras haber sido publicada por entregas en una revista entre diciembre de 1925 y marzo de 1926. Por tanto, está a punto de cumplirse el centenario de su publicación. La película Eyes Wide Shut (1999) de Stanley Kubrick está basada en esta novela.


Sinopsis ofrecida por la editorial Acantilado
Un joven médico vienés llamado Fridolin, acomodado, felizmente casado y padre de una niña, que durante unos carnavales se siente misteriosamente arrastrado hacia lo desconocido, un mundo a medio camino entre el sueño y la vigilia, en el que, atrapado por el deseo, vivirá experiencias de extraña y fascinadora intensidad. Con una sutileza fuera de lo común y unas capacidades descriptivas y psicológicas extraordinariamente modernas, Arthur Schnitzler nos sitúa en un terreno ambiguo y ambivalente, de una mágica ensoñación.


Como se puede ver, hay cierto paralelismo entre Fridolin (médico vienés), el protagonista del libro, y Schnitzler (médico vienés). A partir de ahí, es un misterio cuánto de autobiográfico hay en la novela. Tal vez la base de la trama beba de alguna experiencia personal de Schnitzler, o de algún colega, o tal vez de algún sueño que tuvo, quién sabe. La obra no puede separarse del autor, señores. Se podría decir que tiene vida propia, pero es hija de un autor y nieta de una tradición artística.

Relato soñado es una novela muy fácil de leer. Evidentemente, ayuda que sea corta, pero también que su prosa y su trama sean más o menos ágiles. Es de esos libros que casi parecen destinados a ser leídos en una tarde. Me parece una novela entretenida, estimulante, sugerente y más o menos absorbente. Lo único que me ha parecido un tanto evitable, pese al juego entre lo real y lo onírico de la novela (probablemente por influencia de Freud), es la parte donde Albertine, la mujer de Fridolin, le cuenta un sueño que ha tenido. No digo que ese sueño sobre, pero se me ha hecho muy largo, perdiéndose en elementos que creo que carecen de importancia. Además, las personas no recordamos tanto los sueños, con tanta extensión y tanto detalle. Por otra parte, me queda la duda de si la novela pedía ser narrada en primera persona, puesto que toda ella se narra bajo la perspectiva de Fridolin (lo cual da una atmósfera claustrofóbica que tal vez podría haberse potenciado). Pero también hubiera sido posible utilizar un narrador omnisciente con una perspectiva más abierta, que hubiera añadido información sobre la historia o el contexto de lo que vive Fridolin.

Por otra parte, si has visto Eyes Wide Shut —como es mi caso, resulta casi inevitable hacer comparaciones (ya me pasó con El resplandor y con La evasión / Le trou). En líneas generales, tanto el planteamiento como buena parte de la trama vienen a ser iguales, pese a que la ambientación de la película es notablemente diferente: Nueva York (aunque se rodó en Inglaterra), años noventa y época navideña. Realmente, al leer la novela, me ha sorprendido lo fiel que le es la película. Me hace gracia porque hay elementos que han hecho pensar a cierta gente que Kubrick estaba diciendo algo especial ahí, pero son elementos que ya estaban en la novela (ojo, hay otros que no, como luego diré). Particularmente, me ha llamado la atención que el amigo del protagonista se apellida Nachtigall ruiseñor en alemán— en la novela, así como Nightingale ruiseñor en inglés en la película. Se puede entender que hay un simbolismo en que dicho hombre se apellide Ruiseñor. Lo más obvio es que Schnitzler le diera ese apellido por ser un hombre que se dedica a tocar el piano en eventos nocturnos. O quizá porque canta, porque cuenta, lo que sucede en la noche.

Ahora bien, Eyes Wide Shut cuenta con un desenlace notablemente diferente —el de Relato soñado me resulta un tanto flojo, abrupto y decepcionante—, con esa escena alrededor de la mesa de billar y la escena final en la juguetería, ambas interesantes. Además, me parece más rica y completa (y compleja). En ella encontramos muchos elementos que no están en Relato soñado. En este sentido, habría que destacar a Victor Ziegler, un personaje muy importante que no aparece en la novela. Pero también podríamos hablar de elementos que encierran simbolismos: el arcoíris, los osos y los tigres de peluche, el uso de las luces, la decoración navideña, etcétera. Podría explicarlos, pero aquí estamos tratando Relato soñado y no Eyes Wide Shut (vean la película con los ojos bien abiertos y ya está). Quizá también se podría decir que Relato soñado es más sugerente, que no más sutil (la película está plagada de simbolismos), pero también menos ambiciosa. Lo cierto es que Eyes Wide Shut aborda de manera más explícita y profunda el mundo de las sociedades secretas, el poder, el sexo, el matrimonio y, en general, las relaciones hombre-mujer.

Por lo demás, quisiera comentar que, aunque es una novela bien escrita en general, me ha chirriado alguna cosa de su redacción. Por ejemplo: "El local estaba aún cerrado, pero en el café de arriba la cajera sabía que Nachtigall vivía en un hotelito de Leopoldstadt". Lógicamente, habría que poner comas delimitando ese "en el café de arriba" o, probablemente aún mejor, escribir "la cajera del café de arriba". Otro ejemplo: "había querido preguntarle aún a Albertine qué tenía la intención de hacer aquella mañana". Tanto el "aún" como sobre todo el "la" chirrían. También sorprende encontrar un "no podía equivocarse" delimitado por un punto y coma delante y uno detrás. Ahora bien, estos errores no sé si son cosa de Schnitzler, de la traducción o qué.

En definitiva, Relato soñado es una novela que se lee con gusto, que se disfruta, un libro recomendable, una buena novela. Le doy un 7 sobre 10. Sin que sirva de precedente, puesto que la literatura es una manifestación artística superior a la cinematografía, debo decir que me gustó más la infravalorada Eyes Wide Shut.

viernes, 20 de junio de 2025

'Franny y Zooey' - J.D. Salinger


En esta ocasión voy a hablar(os) de Franny y Zooey [en adelante, FYZ], un libro publicado en 1961 bajo la firma del famoso escritor estadounidense J.D. Salinger (1919-2010), autor del ínclito El guardián entre el centeno [en adelante, EGEEC]. Me parecía medianamente interesante traer algo alternativo del señor Salinger; esto es, algo que no fuera EGEEC.



Franny se enfrenta al problema de los farsantes y la falsedad. El hecho mismo de que sea actriz profesional la obliga a plantearse la distinción entre autenticidad y falsedad y a vérselas con la vanidad y el egoísmo casi a diario, e incluso su intento de renuncia a su profesión está abocado al fracaso si pretende mantenerse fiel a sí misma.
 

FYZ es un libro con una estructura peculiar, pues consta de dos partes (o relatos, ¿o actos?), ambientadas ambas en 1955. En realidad, podríamos decir que son dos relatos independientes porque así fue como se publicaron originalmente en la revista The New Yorker. Fue más tarde cuando se juntaron para conformar el libro, siguiendo un poco los pasos de EGEEC. Ambos relatos están relacionados entre sí (Franny y Zooey son hermanos), por lo que el libro tiene ciertas hechuras de novela, pero sin tener esa narrativa tan lineal y típicamente novelesca de EGEEC. A mi modo de ver, FYZ es una suerte de obra de teatro en prosa que consta de dos actos. No he visto que nadie haga esta lectura, pese a que he leído decenas de reseñas, pero yo he tenido esa impresión. Es un libro que se desarrolla en unos escenarios muy concretos y con unos personajes que tienen unos ademanes un tanto teatrales (se expresan de manera hiperbólica, etc.).

El primero de los dos relatos o actos, titulado Franny, se abre con Lane, el novio universitario de la propia Franny, leyendo una carta de esta en una estación de tren. Esa sería la primera escena de ese primer acto. Luego, una vez se ha dado el reencuentro de estos dos personajes, tenemos una segunda escena que se constata con un cambio de escenario o localización: dejamos atrás la estación de tren y nos adentramos en un restaurante. Esta segunda escena del primer acto abunda en la personalidad y momento vital de Franny, después de que la transcripción de su carta de la primera escena nos sirviera como introducción a su perfil psicológico. Este recorrido por las interioridades de Franny viene de la mano de una conversación en la que se habla de muchas cosas: vida universitaria, angustia vital, hipocresía social, miedo al futuro e incluso disquisiciones teológicas, etc. Son temas que, dicho sea de paso, no se alejan mucho de los de EGEEC. Lo cierto es que Franny es un acto o relato que, a mi modo de ver, entra bastante dentro del concepto de literatura new adult. Por cierto, ojo al desenlace del mismo, que a mí me parece que va muy de la mano de esa alma teatral que percibo que tiene el libro. Tampoco está de más señalar que Franny, curiosamente, es actriz de teatro (Zooey también es actor, y su padre lo fue de vodevil). Quiero acabar este párrafo añadiendo que, en cierta manera, tuve la impresión de que Franny era una versión femenina y algo más madura —tiene algunos años más— del propio Holden Caulfield, protagonista de EGEEC.

El segundo de los dos relatos o actos, titulado Zooey, nos traslada a la casa de los Glass, la familia de los hermanos Franny y Zooey. Cambio de escenario y también de cronología, puesto que los hechos transcurren un par de días después de los narrados en la primera parte. En esta ocasión, tenemos una escena que se da en el cuarto de baño de los Glass y que protagonizan Zooey y su madre, la señora Glass, que es un poco pesada. Es una escena que se alarga muchísimo y que, a mi entender, no aporta gran cosa. Somos testigos del resquemor que siente Zooey para con su madre y conocemos un poco mejor a la familia Glass, pero no tiene mucho más. Eso sí, en esta escena, también hay lugar para disquisiciones espirituales y religiosas. Por otra parte, la forma de hablar de Zooey me ha resultado teatral, pretenciosa y artificial. Luego, nuevo cambio de escenario, aunque sin salir de la casa de los Glass, pues la acción se traslada a la sala de estar. Salinger nos introduce en ella con una descripción pormenorizada: por ejemplo, nos dice cuántos watios tienen las bombillas del acuario. Desde mi punto de vista, esto es poco literario y está de más. No sé, es como decir: "Tablas de madera de pino de veinte centímetros de largo y cinco de ancho conformaban el parqué que vestía el suelo del salón". Además, me llamó la atención lo siguiente: "La habitación no era de un tamaño impresionante, ni siquiera según el promedio en las casas de apartamentos de Manhattan". Sin embargo, el mobiliario que se describe parece más propio de una sala de estar bastante grande. Hay un sofá, dos canapés, un escritorio, varias estanterías, un acuario, dos jaulas, una televisión, una mesita, un gramófono, un "asiento de la ventana", una radio, un revistero... También se habla de una mesa y una mesa de escribir de la madre, pero entiendo que son formas alternativas de referirse al escritorio. En cualquier caso, no está mal. En dicha sala tenemos una conversación entre los hermanos Zooey y Franny, siendo bastante larga y desarrollándose un poco a trompicones. Cómo no, hay mucha carga religiosa en ella. Por momentos, uno piensa que hubiera sido más lógico que Salinger hubiera escrito un ensayo. Prácticamente, la novela acaba con esta conversación, aunque luego tenemos un encontronazo entre Zooey y su madre, la transcripción de unas citas y una llamada un tanto extraña.

Sobre la vertiente estética, estilística y formal de FYZ, ¿qué se puede decir? Pues es justo decir que es un libro que cuenta con una buena prosa (aunque no me ha maravillado, cosa que sí consiguió la prosa de La familia de Pascual Duarte, por ejemplo). Eso sí, a mi juicio, abusa sobremanera de escribir palabras en cursiva. Quizá delata mi incapacidad, pero no he sabido encontrar el matiz que daba la cursiva a la mayoría de esas palabras. En cualquier caso, me parece que el problema de Franny es de fondo: no hay trama, no hay fábula, no hay historia. Esto se dice de EGEEC, aunque yo no estoy de acuerdo, pero es que aquí... Además, considero que FYZ carece de sentido narrativo y de tensión dramática. Excepto por el golpe teatral del final del primer relato, que se queda en agua de borrajas, no hay nada. Leer este libro es nadar por un mar anodino y tedioso, un mar carente de estímulos y hasta de oleaje. En cuanto a los contenidos lógicos, a las ideas contenidas en FYZ, debo decir que no he encontrado nada que llevarme a la boca. Quizá esto también delate cierta incapacidad o miopía por mi parte, qué sé yo, pero estoy siendo honesto. También puede que tenga que ver con que yo no sea una persona religiosa, pues es posible que las personas religiosas tiendan a encontrar grandes ideas o planteamientos entre los infinitos comentarios religiosos y teológicos que contiene FYZ. No lo creo, pero es una posibilidad.

Quisiera comentar también algunos detalles del libro. Por ejemplo, en un momento dado se habla de la capacidad comunicativa de los ojos de la señora Glass, refiriéndose a ello como "atributo celta". Es probable que escribiera "celta" como podría haber escrito "irlandés" (el origen de ella), pero me sorprendió esa detalle. ¿Acaso los ojos celtas son más comunicativos? Pues no sé, pero los españoles también descendemos en buena medida de los celtas y, de hecho, parece ser que somos muy cercanos a los irlandeses en cuanto a genética. Relacionado con esto, es interesante que el señor Glass sea judío y la señora Glass irlandesa, puesto que concuerda en buena medida con los progenitores del propio Salinger: padre judío y madre de origen escocés-irlandés. Incluso, según aparece en Wikipedia y basándose en otras obras de Salinger, uno de los hermanos Glass —Buddy— sería el alter ego de Salinger. Por tanto, cabe entender que la familia Glass tiene bastante que ver con la familia Salinger.

Otro detalle que me ha llamado la atención se da cuando Franny habla de un gato: "Anoche le encontré catorce pulgas, sólo [sic] en un lado". Hombre, esto no tiene sentido porque las pulgas saltan, no se quedan aferradas al pelo de un animal esperando que el dueño de este dé con ellas. Otra cosa sería si fueran garrapatas, claro. Se podría entender que Salinger nos está diciendo que Franny se inventa cosas, pero se supone que entonces Zooey habría salido al paso. Además, me pregunto qué sentido tiene que hable solo de las de un lado. ¿Solo miró ese costado? ¿Por qué? ¿Se cansó? Con esa construcción sintáctica (esa coma es clave), se entiende que sí. Si no hubiera una coma se podría entender que le contó catorce pulgas en un costado pero que encontró alguna más el resto del cuerpo (otra cosa es que las siguiera contando). Por curiosidad, he mirado la versión original y, en efecto, habla de pulgas ("fleas") y hasta hay un punto en lugar de una coma: "I found forteen fleas on him last night. Just on one side". Bueno, lo dicho: poco sentido. Por no hablar de que Franny no dice nada de que a ella le hayan picado, ni se menciona que se rasque ni nada. No sé, si tantas pulgas tenía el pobre gato, me parece raro que Franny no esté hecha trizas, con decenas y decenas de picaduras (cada pulga suele picar varias veces). En fin, pensaréis que es una tontería que me haya detenido (tanto) en esto, pero supongo que analizo un poco las cosas a mi manera y aportar algo al lector. Por supuesto, no he leído que nadie lo mencionara.

Con todo, e imagino que desde una notable subjetividad (pero también honestidad), no soy capaz de aprobar este libro. Le otorgaría un 4 sobre 10, siendo generoso. Que yo sé que esto de poner nota a una obra literaria es muy subjetivo y un tanto ridículo, pero es una manera de (super)sintetizar lo que me ha parecido el libro y un guiño a aquellos que, como yo, tienen querencia datística [palabra inventada].

Gracias por la atención y hasta la próxima.

miércoles, 12 de febrero de 2025

'Sé lo que estás pensando' - John Verdon

[Feliz 2025]

En esta entrada voy a reseñar Sé lo que estás pensando, la primera novela del escritor estadounidense John Verdon (Nueva York, 1/1/1942). Fue publicada originalmente en 2010 bajo el título Think of a number. No es muy habitual que un escritor publique su primera novela con una edad tan avanzada (68 años en este caso), pero supongo que nunca es tarde. De hecho, tras ese debut de 2010, ha publicado otras siete novelas.

jueves, 10 de octubre de 2024

'Pregúntale al polvo' - John Fante

[Solo he tardado medio año —literalmente— en actualizar esta cosa. Tienen permiso para aplaudir.]


En esta ocasión voy a reseñar Pregúntale al polvo, una novela del escritor estadounidense —de raíces italianas— John Fante (Denver, 1909 - Los Ángeles, 1983). Fue publicada originalmente en 1939 bajo el título Ask the Dust. Es la segunda de las novelas protagonizadas por Arturo Bandini, una especie de alter ego del propio escritor. Es su novela más popular. Tal vez no esté de más añadir que cuenta con una adaptación cinematográfica del 2006, protagonizada por Colin Farrell y Salma Hayek; al parecer, deja bastante que desear.

 

Los Ángeles, años treinta. El joven aprendiz de escritor Arturo Bandini lucha por la dura supervivencia diaria, mientras sueña con el triunfo artístico y económico. Arturo proclama que es un genio de las letras, mientras se enfrenta a una compleja relación amorosa con Camila, una chica mexicana que trabaja como camarera.


Vaya por delante que es una novela sobre la que no tengo gran cosa que decir, pero intentaré que resulte una reseña decente. Pues bien, el argumento es bastante simple y se resume en la sinopsis que he añadido. Arturo Bandini vive en un motel de Los Ángeles y se dedica a escribir y a buscarse la vida como buenamente puede. Es un personaje con el que no es fácil simpatizar y empatir del todo por su manera de vivir y por su manera de ser (es un tanto prepotente, muy inestable, tiene algunos ademanes racistas, etc.). Un día conoce a Camila, una camarera mexicana, y digamos que ahí es donde empieza realmente la novela. De hecho, el inicio de la novela me ha parecido bastante insulso y hasta un poco tedioso, pero considero que va cogiendo temperatura con el paso de los capítulos. Vamos, en líneas generales, creo que Pregúntale al polvo va de menos a más.

La relación entre Arturo y Camila es bastante peliculera, no me parece demasiado realista, aunque me cuesta ponerme en la piel de dos jóvenes de Los Ángeles en los años 30. Así que cabe la posibilidad de que la relación amor-odio de ellos dos esté en sintonía con esa coyuntura. Me cuesta creerlo, pero puede ser. Por ejemplo, Arturo se refiere a Camila como una chica no atractiva pero más tarde dirá que es hermosísima. Tampoco quedan muy claros los sentimientos de él hacia ella, aún menos los de ella hacia él. De hecho, el comportamiento que arrastran ambos —especialmente ella— durante toda la novela es notablemente errático. Alguno podría decirme que la relación Arturo-Camila no es peliculera, sino que es compleja. Bueno, es una forma de verlo, pero entonces es fácil trazar una relación compleja, porque basta con que los personajes digan A y luego B y hagan X y luego Y. Para mí, al menos en términos novelescos, la complejidad es otra cosa. Dicho sea de paso, otro punto donde considero que la novela es peliculera es el personaje de Vera Rivken. En cualquier caso, me ha resultado una novela entretenida. Es cierto que he notado escasez de sentido del humor (quizá sea muy sutil, yo qué sé). No es que tenga que haberlo, lo digo más que nada en comparación con Bukowski. También, dicho sea de paso, el realismo —casi surrealismo por momentos— sucio de John Fante me parece bastante menos sucio que el de Bukowski. Quizá, no sé, Fante se daba más importancia a sí mismo —o a su alter ego— que Bukowski.

En cuanto a la forma o prosa de esta novela, decir que no tiene demasiadas florituras, siendo más bien directa y recatada. Eso sí, siguiendo con la comparativa con Bukowski, observo una prosa menos descarnada. En cualquier caso, considero que es una novela bien escrita.

Para acabar, vamos con la típica valoración númerica. Bajo mi punto de vista, es una novela de 7 sobre 10. No es una mala nota, pero sí sensiblemente más baja que las que hay por ahí: a 10/10/2024, la media en QuéLibroLeo es de 8,09 sobre 10 (90 votos) y en GoodReads de 4,10 sobre 5 (36371 votos).


[Sepan ustedes que espero traerles tres o cuatro reseñas más en lo que queda de 2024. Pero, como siempre, no les prometo nada.]